JOAN SERRA MINGOT

“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no hace mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”. Así empieza una de las obras más importantes de la literatura universal, Don Quijote de la Mancha. Su autor, Miguel de Cervantes, no nos dejó muy claro en qué lugar empiezan las locas aventuras del famoso hidalgo y su escudero Sancho Panza. Pero nos gusta pensar que sus andanzas arrancan en una ciudad casi mágica, con muchos siglos de historia a sus espaldas y situada al oeste de Castilla-La Mancha, Toledo.

A la orilla del río Tajo, Toledo se erige como la ‘Ciudad Imperial’ por antonomasia de España, declarada Patrimonio de la Humanidad. Con tan solo observar la entrada de su casco antiguo adivinaréis porqué. La Puerta Nueva de Bisagra os dará la bienvenida a una ciudad amurallada que todavía conserva la esencia de las tres culturas que en su día la poblaron: los cristianos, los judíos y los musulmanes. La entrada es de origen musulmán, pero fue reformada en la época de Carlos V y nos conduce hacia la Puerta del Sol, una construcción de estilo mudéjar que nos muestra esa transición entre la arquitectura musulmana y la cristiana.