Como ya hemos adelantado, la de Ana y Otto es una historia de amor, tema universal por excelencia; pero no es una historia de amor al uso. Recuerda a los cuentos de amor clásicos, los de Shakespeare, aquellos que captan la atención del espectador desde el minuto uno, pero que presagian un desenlace devastador. Sin embargo, y a pesar de intuir que un trágico final se cierne sobre los protagonistas, el espectador no podrá evitar disfrutar de cada plano, cada escena y cada palabra durante las casi dos horas que dura el film. Y es que se trata de un amor imposible narrado a través de una poesía visual, una atmosfera ensoñadora y el constante juego del azar que te conducen por una trama tan irreal como fascinante. El lenguaje críptico del que Medem se vale en sus películas no supone en Los amantes del Círculo Polar un impedimento para empatizar con los personajes protagonistas.

Para crear esta atmosfera hechizante e hipnótica que no te permitirá perder el hilo de la trama ni por un segundo, Ana y Otto nos sumergen en un mundo de circularidad y casualidad, elementos que guían el trascurso de sus vidas. Todo va acompañado de una estética visual impactante, prevaleciendo los tonos oscuros (grises y azules), que no hacen sino profundizar y ahondar en la melancolía y la incertidumbre que atormenta a los personajes durante toda la película. Cada detalle de cada escena es una parte imprescindible que permite crear un todo que no dejará indiferente ni al más crítico de los cinéfilos. ¿La razón principal para no perderos Los amantes del Círculo Polar? Os aseguramos que se quedará grabada en vuestras retinas y permanecerá en vuestra memoria tanto por su belleza visual como narrativa. Adentraos en el universo Medem con su obra maestra, “Porque nunca hubo historia más triste que esta, la de Ana y su Otto”.