En el momento de su estreno, la película fue empañada por otra cinta de características similares, El sexto sentido. No obstante, Alejandro Amenábar consiguió distanciarse del film de M. Night Shyamalan con un producto comercial a la vez que de calidad. Así lo constatan sus numerosas nominaciones a premios como los Goya, los Globos de Oro o los BAFTA, y sus casi 220 millones de dólares recaudados en la taquilla mundial. Gran parte de este éxito depende de la loable labor de su director.

Amenábar consigue mantener en suspense al espectador durante todo el metraje del film, suficiente para convertirlo en el producto más taquillero del cine español. Y lo cierto es que Amenábar no lo tuvo nada fácil. Por un lado, la sombra del omnipotente mandamás de Hollywood, Tom Cruise, en la producción, y por otro, el peso de una súper estrella como Nicole Kidman llevando el grueso de la película. Sin embargo, el director resolvió con solvencia y destellos de brillantez su primera aventura americana. Consiguió colocar la película en los primeros puestos de la taquilla estadounidense y extrajo lo mejor de su protagonista. En Kidman, Amenábar encontró la mezcla entre Grace Kelly y Vivien Leight que buscaba para su film de terror clásico. De hecho, la actriz es Los Otros y de su trabajo, brillante hasta decir basta, depende la fascinación, el terror y todos los sentimientos encontrados que la película produce en el espectador.

Los Otros no sólo es una historia de fantasmas. Con constantes referencias hitckcockianas, el film también aborda temas de más calado, que incluyen una clara crítica a la religión, el tormento de la soledad, la desconfianza que produce lo desconocido, o la relación amor/odio de una madre hacia sus hijos. Todos estos temas se intercalan en una película que entretiene, cautiva, crea tensión y hace disfrutar al público, que no quedará decepcionado ante un cine comercial e inteligente, dos conceptos que rara vez van de la mano.