JOAN SERRA MINGOT

 

Están presentes en cualquier fiesta popular española y para muchas familias constituyen el perfecto desayuno de los domingos. Hablamos de los churros, uno de los dulces más típicos de España. Son fáciles de preparar, están buenísimos... Pero cuidado: son adictivos

 

Imaginen una fría tarde de invierno. El calor de la calefacción empaña los cristales y una manta bien gruesa nos protege del viento helado que entra por debajo de la puerta. Y en nuestra mano, qué mejor que una taza de chocolate caliente con churros. Los que ya los han probado, sabrán de lo que hablo, pero para los que no, los churros son el mejor complemento repostero para acompañar nuestros desayunos o meriendas durante las estaciones frías. Muchos se preguntan cuál es el secreto de esta masa, y lo cierto es que la respuesta es tan sencilla como sus dos ingredientes básicos, harina y aceite.

 

Pocos dulces son tan baratos y fáciles de cocinar como los churros, un producto made in Spain. Son tan adictivos que en nuestra receta de hoy os diremos cómo preparar dos docenas de churros a repartir entre cuatro personas. Aunque no señalaremos a nadie si alguien decide devorar veinticuatro churros en una sola sentada…

 

 

 

1. Para empezar, debéis poner a calentar una cazuela bien grande con agua, y añadirle la medida de una nuez de mantequilla, con una pizca de sal. Cuando esté bien caliente y empiece a hervir, agregad la harina. No olvidéis remover la mezcla constantemente con una cuchara de madera hasta que la masa se desprenda del recipiente. Si se endurece demasiado, echadle unas gotitas de agua.

 

2. A continuación, podéis tomaros un descanso mientras la masa reposa hasta alcanzar una temperatura ambiente. Un consejo es que vayáis preparando una buena taza de chocolate caliente.

 

3. Para el siguiente paso, lo ideal sería que dispusierais de una churrera. De este modo, introducís la masa en la churrera y cortáis la mezcla sobre una sartén con abundante aceite bien caliente. Es muy importante que no se peguen entre ellos. En el caso de que no contéis con este artilugio, el plan B sería meter la masa en una manga pastelera con boquilla estriada. La forma del churro la conseguiríamos presionando la manga sobre la sartén con el aceite hirviendo.

 

4. Tras sacarlos del baño de oro líquido, los escurrís en un plato con papel absorbente de cocina. Por último, sólo queda espolvorearlos con azúcar, tener nuestro chocolate caliente a punto y prepararnos para disfrutar de un placer calórico, pero delicioso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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