JOAN SERRA MINGOT

 

El presidente de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas, aseguró este jueves que el 9 de noviembre ‘sacará las urnas’ para que los catalanes voten sí o no a la independencia, a pesar de no contar con la autorización del Congreso y vaya en contra de la ley.

 

La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, se reiteró en que esta consulta será tumbada por el Tribunal Constitucional, a lo que Mas fue tajante: “Efectivamente, convocaré la consulta, si es de acuerdo con la ley catalana y se trata de consultar”, espetó a la líder del PP.

 

A pesar de su insistencia, tanto el Gobierno de Artur Mas como Convergència i Unió son conscientes de que la consulta soberanista será casi imposible de celebrar por la oposición del Gobierno de Mariano Rajoy y del PSOE.

 

La Asamblea Nacional Catalana, la entidad privada que organizó la masiva manifestación independentista el pasado 11 de septiembre, tiene mucho que ver en el plan independentista. La organización, que tiene excelentes relaciones con Convergència y Esquerra Republicana, está finiquitando una nueva estrategia de presión en la calle con un objetivo muy claro: que Cataluña sea un estado independiente el 23 de abril de 2015 como muy tarde.

 

Al mismo tiempo, en la Casa Asia de Barcelona, el ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de España, José Manuel García-Margallo, advertía de los peligros de la independencia de Cataluña y de la inviabilidad económica y jurídica del proyecto. Incluso llegó a comparar la situación con el referéndum que se celebrará el domingo 16 de marzo en Crimea, que tampoco ha sido reconocido por la Unión Europea por ser contrario a la Constitución.

 

 

 

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